12,99€ o tus datos: si quieres privacidad en tus redes sociales, te toca pagar

Pagar o ceder los datos. Es la decisión que deben tomar los usuarios de Instagram y Facebook. Meta, empresa propietaria de ambas redes sociales, ha implantado la suscripción de pago en la Unión Europea: o abonas una cuota mensual de 9,99 a 12,99 euros o regalas tus datos para que te muestren anuncios personalizados. Si quieres privacidad, te toca pagar.

privacidad redes sociales

Hoy en día es difícil imaginarse la vida sin las redes sociales y su impacto a nivel personal, profesional y social. En mayor o menor medida, desde influencers a mirones, todos estamos ahí. Las redes lo saben y lo sabe Meta, su empresa reina. Menores y adultos usan las redes para conectar, comunicarse, trabajar y enamorarse. Son un pilar de la interacción humana.

Como es lógico, sus dueños quieren sacar la máxima rentabilidad de un negocio que para nosotros es gratis, pero ya sabes: cuando algo es gratis el precio eres tú, en este caso, tus datos. Por eso Instagram y Facebook, igual que X/Twitter, se han convertido en redes sociales donde la privacidad se paga, aunque sigan existiendo opciones gratuitas con publicidad y rastreo de datos.

¿Quién quiere ser rastreado?

Pero, ¿somos conscientes de los límites de la información que cedemos a estas plataformas?, ¿entendemos qué datos les estamos dando y para qué?

Para anunciar el nuevo plan de suscripción, Instagram y Facebook sorprendieron a sus usuarios con este aviso: ‘’Las leyes de tu región están cambiando, por lo que te presentamos una nueva opción sobre el uso que hacemos de tu información para los anuncios’’. Ante esto, las únicas opciones son ceder nuestros datos o pagar la cuota mensual. No se nos permite utilizar la red de ninguna otra forma, ni tampoco desactivar nuestra cuenta.

Meta tomó esta postura tras los cambios en las políticas de protección de datos de la Unión Europea, que son más restrictivas para los servicios de información y comunicación, y más garantes para los ciudadanos en general, y para los usuarios de estas plataformas en particular.

Si abonas la cuota mensual, Meta elimina los anuncios y “asegura” que tus datos no serán compartidos con los anunciantes, aunque parece que esto no es del todo cierto: Ni el Instagram ni el Facebook de pago son servicios más privados que sus versiones sin coste económico.

Si no abonas la cuota podrás seguir usando Instagram y Facebook de forma gratuita. Continuarás como hasta ahora: tu actividad será rastreada y datos como estos se compartirán con terceros:

  • Posts: todo lo que publicas y compartes queda grabado.
  • Vídeos y fotos, tanto en las que te hayas etiquetado como en las que te hayan etiquetado.
  • Listas de amigos/contactos/seguidores
  • Conversaciones, comentarios y mensajes privados
  • Pagos realizados en las plataformas
  • Apps y sitios web que visites
  • Metadatos e historial de geolocalización
  • Historial de búsquedas
  • Hashtags que te interesan
  • Reconocimiento facial

Menores ‘camuflados’

Las nuevas condiciones tienen especial impacto en un grupo clave de usuarios: gran parte de los menores que tienen usuario en Instagram han mentido en su año de nacimiento para poder acceder a las redes sociales.

Como menores no tienen capacidad, desde el punto de vista legal, para consentir sobre la cesión y uso de sus datos personales. Aun así, utilizan muchas redes sociales, con la consecuente exposición de información personal, y lo que es más grave, sin ser conscientes de la finalidad con la que estas plataformas tratarán sus datos.

Un adulto puede tomar la decisión que exige Meta sobre la suscripción de pago, pero un menor, no. De hecho, muchos de ellos tienen las cuentas a escondidas de sus progenitores, por lo que no tendrán más remedio que acceder a la cesión de sus datos. Por supuesto, no es algo que a ellos les preocupe, ya que priorizan la popularidad, los likes y estar donde están todos sus amigos. La privacidad no importa.

Protección desactivada

Con esta medida que obliga, sí o sí, a decidir rápidamente para seguir utilizando la aplicación, muchos menores habrán consentido al momento, casi sin leer, y desde luego sin ser conscientes de lo que implica el uso gratuito. Solo quieren seguir ahí, conectados. El caso de los adultos no habrá sido muy diferente, pero al menos tienen capacidad de decisión y consentimiento.

Esto nos lleva a reflexionar sobre una o varias generaciones de usuarios que vienen cediendo sus datos desde una edad temprana sin comprender el alcance de ello. El “vacío” que permite a menores unirse a una red social falseando su edad deja sin efecto cualquier ley pensada para proteger a usuarios de estas plataformas. Es una cuestión a la que debería darse más importancia, y tal vez instaurar medidas más eficaces de verificación de identidad de los usuarios.

Educando en privacidad

Para garantizar la protección real de usuarios vulnerables, a veces (como en este caso) hay que ir por delante de la normativa legal. Eso significa educar, acompañar y proporcionar una buena base de cultura de ciberseguridad y privacidad. Decíamos al principio que hoy en día no podemos vivir sin redes sociales. Tampoco deberíamos vivir sin ser alfabetizados en su uso desde pequeños, ni sin conocer la importancia de proteger nuestra información personal, ni sin saber para qué la utilizan las empresas. Es más necesario que nunca concienciar, tanto a adultos como a menores, sobre los graves riesgos del mal uso de las redes sociales y las malas decisiones en nuestras vidas digitales. Puedes empezar por estos consejos.