N.d.E. Post enviado a Hijos Digitales por Jorge, uno de nuestros jóvenes colaboradores. Tiene 16 años, por lo que conoce bien el uso de las redes.
¿Quién no tiene hoy en día una cuenta de facebook, twitter o tuenti?
Está claro que en la actualidad es imprescindible el uso de este avance en Internet, nos permite comunicarnos con nuestros amigos de una manera fácil y rápida, colgar información sobre cómo somos y qué es lo que hacemos, de esta manera tus contactos están informados sobre tu vida o la parte de ella que has querido compartir.
Dice mucho de nosotros lo que se encuentra en el perfil de cada uno. Ni más ni menos, lo primero que te piden ahora cuando vas a una entrevista de trabajo es el facebook, y más te vale haber sido un/a buen/a chic@ porque si no es así ya puedes ir despidiéndote de tu futuro empleo. Por este motivo y por muchos otros hay que cuidar el contenido de la información que incluimos en nuestras redes sociales como por ejemplo las fotos de fiestas con los amig@s, lo que escribimos e incluso el modo en que lo hacemos.
En nuestras redes sociales podemos encontrar fotos personales, información sobre nosotros privada, cosas de las que podríamos llegar a arrepentirnos en el futuro. Digo esto con la finalidad de transmitir que no solamente por poder contar una cosa hay que contarla, cuantas más cosas cuentes de ti mismo, más posibilidades tienes de emitir información comprometedora.
Por otro lado soy de los que piensan que no habría ningún tipo de inconveniente sobre lo que he comentado anteriormente si tuviésemos nuestra cuenta correctamente configurada respecto a la privacidad y pensásemos dos veces con quién compartimos, por eso es necesario conocer cuál es la forma de proteger tu contenido.
En mi opinión, ¿cuál es el problema? Para ser sincero solo encuentro uno, y es que hay que controlar tu lista de amigos como es debido, no como la gente que tiene más de 500 contactos, porque aunque las redes sociales son una manera de conservar las amistades durante más tiempo, los supuestos amigos podrían llegar a convertirse en enemigos y volverse contra nosotros utilizando la información de nuestras cuentas. Mi consejo es aparentemente sencillo, lo que hay que tener es sentido común. Hay que alcanzar un equilibrio entre lo que contamos y a quién lo contamos, vigilando siempre que aquello que publicamos no se pueda volver en nuestra contra.