Lo que hacemos y decimos en Internet no es anónimo. Somos responsables de lo que publicamos y si con ello incurrimos en alguna ilegalidad, la policía puede exigirnos cuentas con la justicia.
Tras el bárbaro asesinato cometido hace tan solo unos días en León que tuvo como víctima a la política Isabel Carrasco, se han sucedido detenciones en nuestro país de algunas personas por publicar mensajes alegrándose del hecho y por animar a que se repitan actos similares.
Las connotaciones políticas del suceso han hecho que ardieran las redes sociales de forma poco habitual, trasladando el conflicto al terreno político y a una guerra entre simpatizantes y contrarios.
Tanto ha sido así, que pocas horas después ya se habían producido dos dimisiones de cargos políticos de otros partidos por comentarios fuera de lugar escritos en redes sociales de forma pública. Mensajes como “cuando las barbas de tu vecino veas cortar… pon las tuyas a remojar” dirigidos a otros cargos políticos o “quien siembra vientos recoge tempestades” han sido suficientes como para avergonzar al autor y exigir su dimisión desde sus propios partidos.
Y es que, lo que probablemente no se atreverían a decir en un entorno personal en el que hubiera unas cuantas personas desconocidas, por aquello del “qué dirán” y el respeto a los demás, lo dicen en las redes sociales y de forma pública.
Parecen no darse cuenta del efecto de las redes sociales. Los comentarios no solo llegan a todos los seguidores, sino que se pueden amplificar hasta el infinito al ser compartidos por otros y además dejan de ser “borrables”. Aunque posteriormente se arrepientan, el mal ya está hecho y la huella queda allí para siempre, aunque decidan eliminar el mensaje.
Pero quizá, lo más preocupante sea la actitud enfermiza que han demostrado algunos ensalzando el acto, apoyando el asesinato y animando a que se repita en el futuro. La apología del terrorismo y el asesinato está penada por la Ley y se aplica igualmente aunque se lleve a cabo por Internet. Nuestras acciones, aunque algunos puedan pensar lo contrario, no son anónimas.
Solo dos días después, la policía localizó al menos a tres usuarios que hacían pública su alegría por el asesinato. Han sido imputados o detenidos, según sus comentarios publicados, por lanzar amenazas, por incitación al odio o la violencia por motivos ideológicos o por apología del asesinato.
Y es que, en Internet, igual que en la vida misma podemos opinar y dar nuestro punto de vista sobre todas las cosas, pero respetando la dignidad de los demás, sin insultar ni vejar a nadie o probablemente acabaremos ante un tribunal por alguna denuncia o querella. Y con la particularidad de que si lo hacemos a través de las redes sociales, quedará por escrito y de forma pública.
Los cuerpos policiales están muy alertas ante esta escalada de violencia en las redes. Tienen los medios necesarios para seguir la pista de quienes atentan de este modo. Hace escasamente dos semanas, tras una rápida operación policial fueran detenidas 21 personas por ensalzar el terrorismo y a las bandas terroristas públicamente.
Mientras tanto, el debate está abierto. Tanto miembros del gobierno como de la oposición han llamado a endurecer la Ley para castigar este tipo de expresiones en las redes sociales. Otras personalidades de la Justicia dicen que las leyes que disponemos ya se ocupan de estos temas, porque no importa el medio por el que se realicen Y también hay quien defiende de algún modo la libertad de que cada uno se cree la imagen que quiera de sí mismo por Internet.
Y tú, ¿qué opinas?, ¿debería endurecerse la Ley para este tipo de comentarios?