Aprovechando la vorágine consumista del Black Friday me he comprado el pulsómetro más molón que me podía permitir de la marca que tengo situada como la mejor en pulsómetros, ni comparé precios, ni leí referencias, ni siquiera pregunté a los amigos que lo tienen, quería un pulsómetro y punto, acudí a la web de la sonrisa naranja y cliqué.
Hoy lo he recibido y como buen tecnófilo que soy, no lo he podido mantener ni 5 minutos en la caja, enseguida conectado y puesto a cargar, se acerca la hora de comer y hay que ir al rio a estrenarlo.
Navegando por la web del fabricante pincho en la sección de “Explorar” y veo un montón de rutas y pienso: “ya está, otra web de piques”.
Llega la hora de comer, me calzo las zapatillas y empiezo mi trote cochinero por el rio para disgusto de los que esperaban disfrutar de las vistas a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, cuando ya no puedo más, aprieto el mágico botón que hace que el pulsómetro se conecte a mi móvil y envíe los datos a la nube… ya lo revisaré en casa.
Llega la hora, me conecto, empiezo a trastear con más paciencia en todos los rincones de la web, veo la actividad, me desespero, así que decido volver a “Explorar” y ver si encuentro a alguien peor que yo, 0 resultados, así que me pongo en modo vieja del visillo a ver que hacen los demás… y lo encuentro, encuentro demasiado.
No sé si por dejadez o desconocimiento, veo que muchos usuarios comparten sus actividades, incluyendo horas de inicio y final, fotos en las que se ve, por ejemplo las bicis que llevan, e incluso rebuscando seguro que encuentro información de cuanto duermen, porque claro, ahora está de moda controlar digitalmente el sueño, y lo peor de todo, puntos de inicio y final de la actividad, con una exactitud de escasos metros, es decir, un ladrón, de los de toda la vida, no un ciberladrón, puede acceder a tu dirección, tu equipamiento y tus hábitos.
Muchas veces no consideramos los sitios de registro de actividad deportiva como redes sociales, ni nos preocupa si la información que subimos se comparte o con quién, ni que opciones de privacidad ofrece y es un grave error, a la hora de elegir qué aplicaciones usamos debemos valorar también estos aspectos, no sólo cuantos de nuestros amigos utilizan cada una, tal vez lo que deberíamos hacer es concienciar a ellos también de los riesgos, y las opciones de privacidad, por ejemplo, la conocida “web de piques” tiene una opción titulada “Zona de privacidad” que oculta a los demás una zona concreta, por ejemplo, tu domicilio, que la web del fabricante de pulsómetros no tiene.