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Datos de viva voz: lo que se te escapa en público

A veces la brecha de seguridad eres tú, mejor dicho, lo que sueltas por esa boquita. Sin darnos cuenta revelamos datos muy privados en voz alta en lugares públicos, donde mucha gente puede escucharnos y hacer mal uso de ellos.

datos en voz alta

Es algo habitual: estás pagando en una tienda y en la caja te preguntan “¿Quieres el tique en papel o lo enviamos a tu móvil?”. De pronto te acuerdas del medio ambiente, pero no de tu privacidad, y dices tu número de viva voz. Toda la cola detrás de ti se entera de tu móvil y, de paso, de tu código postal, que te piden para “estadística”. ¿Te suena? Si te ha ocurrido algo parecido, es hora de cerrar la boca y no soltar prenda de tu información personal.

Datos a la fuga: momentos de riesgo

Preservar nuestros datos es un gran desafío. Cualquier excusa es buena para sacarnos información: desde una pregunta inocente “para estadísticas” hasta el gancho de un obsequio por tu cumpleaños. Muchas situaciones cotidianas te incitan a revelar más de lo aconsejable. En estos momentos, piensa antes de hablar:

  • En tiendas de todo tipo (ropa, supermercados, restaurantes, etc.), al pagar en la caja:
    • Te ofrecen una tarjeta de fidelización. Para crearla te preguntan datos personales (en voz alta). Quizás firmes un consentimiento en una pantalla, pero sin tiempo para leerlo.
    • Te preguntan si quieres el tique en papel o en tu móvil, y debes decir en voz alta tu número de móvil.
    • Te preguntan tu código postal a efectos “estadísticos”. Se puede inferir mucha información solo por ese dato: nivel de renta, tipo de barrio, riesgos…
  • Supermercados o comercios te piden nombre y dirección (en voz alta) para entregas a domicilio o sorteos. Cuidado si tienes que anotarlos en un papel y meterlos en una caja para un sorteo. No sabes qué harán con esa información.
  • En trámites presenciales con Administraciones Públicas debes decir datos personales, financieros, inmobiliarios, laborales, de salud, de tus familiares… en voz alta, en un espacio donde hay más personas.
  • En la recepción de centros sanitarios te preguntan “motivo de la visita”, y tienes que explicar en público tus síntomas. Deben preguntarlo porque lo establecen los protocolos de admisión. Responde sin alzar la voz o sigue el consejo 2 indicado más adelante.
  • Transportistas y repartidores: para identificar al receptor de un envío, el DNI debe VERLO el repartidor, pero no APUNTARLO, y pedirlo siempre en persona. Nunca digas tu DNI o tu nombre por el interfono. Hacerle una foto a tu DNI va contra la ley de protección de datos.
  • Tiendas en las que hacemos encargos (zapateros, costura, llaves, reparaciones) y nos piden datos personales para incluirlos en el resguardo de recogida, en presencia de más clientes.
  • Puntos de información o publicidad en medio de la calle, centros comerciales, supermercados, gimnasios, etc., donde ofrecen información/descuentos/regalos a cambio de tus datos y dicen “puedes darte de baja cuando quieras”. No piques.
  • Al inscribirte presencialmente en alguna actividad, además de dar tus datos, podrías decir en voz alta tu horario de la actividad, revelando en público tu ubicación a esa hora.
  • Mucho cuidado con los “ayudantes”: personas desconocidas que se te acercan para ayudarte a introducir tus datos en una pantalla, recordar tu contraseña, o explicarte algo que no entiendes. Cuanto más se acerquen, más pueden espiar.

Tu información, tus reglas

En boca cerrada no entran espías. Al revelar tus datos en público siempre puede haber alguien pendiente de lo que dices (shoulder surfing), para capturar la información y usarla en delitos de suplantación de identidad, llamadas engañosas o estafas en las que se hacen pasar por un familiar tuyo para pedirte dinero. Tampoco sabes qué harán las empresas a las que revelas tus datos: podrían venderlos a terceros y utilizarlos para fines que no has autorizado, como enviarte publicidad.

En España, el tratamiento de datos de carácter personal está regulado por la Ley Orgánica de Protección de Datos y garantía de los derechos digitales (LOPDGDD). Además, la Agencia Española de Protección de Datos tiene canales de consulta y reclamación para la ciudadanía.

Además de la ley, tu prudencia y sentido común son la primera línea de defensa. Protégete así:

  1. Silencio por respuesta: en las situaciones descritas, si no se trata de servicios esenciales (salud, trámites oficiales), puedes decir NO y negarte a dar información.
  2. Con antelación o al momento, escribe la información en una nota de móvil o una hoja de papel, y muéstrala solo a tu interlocutor.
  3. Mantén la distancia física de seguridad que puedas en colas, grupos o espacios reducidos donde te escuchen más personas, modera el volumen de voz y evita que se te acerquen extraños y te pregunten datos para “ayudarte”.
  4. Cuidado con tus conversaciones en lugares públicos (en persona y por teléfono): no hables en voz muy alta, no comentes temas de trabajo ni detalles privados, y nunca compartas información personal con extraños.

En tu privacidad mandas tú. La próxima vez que te pidan información privada en público, responde con otra pregunta: ¿Cuánto vas a pagarme por mis datos?

¿Conoces más momentos de datos a la fuga? ¿Cómo los proteges? Compártelo en comentarios.

Nueva herramienta de la Sociedad Estatal Correos para la verificación de correos electrónicos

Cuando llega un correo electrónico a nuestra bandeja de entrada siempre debemos cuestionarnos su autenticidad: por ejemplo, mirar muy bien la dirección del remitente, la tipografía y la ortografía, la forma en la que se dirigen a nosotros, la colocación de logotipos e imágenes, los hipervínculos que incluyen, la información que nos transmiten… Hay que revisarlo todo al milímetro para no ser víctimas de los ciberdelincuentes.

Por este mismo motivo, la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos, ante los numerosos intentos de suplantación que sufre a diario, ha puesto a disposición de los usuarios una nueva herramienta; su objetivo es verificar la autenticidad de un email y a la propia entidad Correos como su legítimo remitente.

¿Dónde está y cómo se usa la Verificación de Email?

Al final del contenido del email debe hallarse un código alfanumérico único con el que realizaremos la comprobación. Actualmente, es requisito indispensable en correos electrónicos relacionados con envíos y paquetería, pero, poco a poco, Correos los irá incluyendo en el resto de sus comunicaciones.

Debemos seleccionar y copiar el código al completo y dirigirnos a la web oficial de Correos: www.correos.es.

En su página principal encontraremos un enlace al apartado de “Verificador de email” donde deberemos pulsar para acceder a la herramienta.

Una vez dentro de la web de verificación encontraremos un sencillo formulario en el que debemos introducir el código de verificación y la dirección de correo electrónico al que iba dirigido el email.

Correos verificará esta información en su base de datos para ofrecernos una de las siguientes respuestas:

– Cuando el correo es auténtico:

“OK. Este correo electrónico ha sido enviado por Correos y es seguro.”

– Cuando el correo puede ser peligroso:

“¡Muy importante! Este correo electrónico no ha sido enviado por Correos. Puede ser un correo falso y tratarse de un intento de phishing.”

“¡Atención! Este correo electrónico ya ha sido comprobado anteriormente. Si no has sido tú quien ha realizado esta comprobación, puede ser un correo falso y tratarse de un intento de phishing.”

Tal y como indica Correos, es importante tener en cuenta que estos códigos de verificación son de un solo uso: “Una vez introducido el código correctamente, solo podrás comprobar su veracidad en ese momento. No es posible verificarlo más de una vez.”.

Además, Correos pone a nuestra disposición un apartado con información muy interesante relacionada con la ciberseguridad, donde podemos encontrar diversos métodos de contacto si aún albergamos dudas con respecto a la legitimidad de un email o cualquier otro asunto relacionado.

Como recomendación general, por muy real que parezca cualquier correo electrónico o SMS, ya proceda de Correos o de cualquier otra entidad, siempre es mucho más seguro no pulsar ningún enlace. De este modo, nadie podrá remitirnos a una página web fraudulenta. En su lugar abriremos el navegador web y entraremos en la página nosotros mismos para comprobar si esa notificación que hemos recibido es autentica. Puede que el enlace fuera real y hubiera sido el camino más corto, pero con esta rápida comprobación evitamos cualquier enlace malicioso que llegue a nuestro buzón de correo electrónico. Siempre es mejor conceder importancia a la seguridad, aunque sea en detrimento de la comodidad.

Acoso escolar y ciberacoso, ¿dos caras de una misma moneda?

Segunda parte: Educación, prevención y pautas para un uso seguro en redes sociales.

Compartir y publicar en plataformas digitales es la manera tienen algunos jóvenes de mostrar quiénes son, establecer posiciones dentro del grupo, desafiar ciertas pautas establecidas y obtener la aceptación de sus compañeros. Los adultos debemos explicarles que, a diferencia de la mayoría de sus acciones en el mundo físico, los contenidos, opiniones y acciones que publiquen pueden permanecer en línea para siempre y ser utilizados más adelante si alguien quiere hacerles daño.

En el anterior post hablábamos acerca del acoso escolar como un fenómeno que siempre ha existido; ahora crea un binomio aún más peligroso al unirse al ciberacoso. Dos mundos, el digital y el analógico, se unen de manera perversa cuando hablamos de acoso a menores en el ámbito de los centros educativos.

Es conveniente insistir en el concepto que apuntábamos en el blog anterior. A veces la línea es demasiado fina; todos hemos oído la frase “es cosa de chavales” bajo la que podría caber casi todo. Y aunque hay casos y acciones muy claras, el perfil de poder del agresor/es, la intención, el alcance de la agresión a más audiencias, la reiteración de hechos y el efecto devastador sobre la víctima es lo que diferencia un hecho torpe, ocasional o sin intención, de un hecho grave de acoso. Aquí va una muestra:

  • Difundir información falsa, fotografías o vídeos vergonzosos de alguien en las redes sociales con el objeto de herir y ejercer poder.
  • Enviar mensajes, imágenes o vídeos amenazantes e hirientes a través de plataformas de mensajería.
  • Suplantar a otros y enviar mensajes agresivos en nombre de dicha persona o a través de cuentas falsas.

¿Una educación en valores ayuda a prevenir el ciberacoso?

En una sociedad tan tecnológica, buscamos soluciones y respuestas desde la propia tecnología.

Pero la tecnología descansa en las personas, que somos quiénes la utilizamos. Parece entonces evidente que, si inculcamos valores de respeto a niños y jóvenes, se evitarían o minimizarían los incidentes de ciberacoso en el ámbito escolar.

Una educación fuerte en valores de respeto puede ayudar también a que nuestros hijos detecten comportamientos contra ellos, o contra terceros, y decidan no participar de estos abusos en entornos grupales, o dar incluso un paso adelante y apoyar a compañeros que puedan estar sufriéndolos.

La respuesta del grupo de iguales es clave para acabar con el acoso y todos somos parte de la solución.

El buen uso de los dispositivos móviles parte de un aprendizaje responsable, también de unos valores de respeto que se deben inculcar desde edades tempranas.

¿Cómo pueden evitar mis hijos que se utilicen sus datos personales para ser humillados en redes sociales?

Como padres sabemos que nuestros niños y adolescentes aún no han formado completamente su carácter; en ocasiones su autoestima no es sólida y dependen de la aprobación del grupo para encontrar su lugar e ir evolucionando. Compartir y publicar en plataformas digitales es una manera que ellos tienen de mostrar quiénes son, desafiar las pautas establecidas, establecer posiciones dentro del grupo y obtener la aceptación de sus compañeros.

Los adultos debemos explicarles que los contenidos que publiquen pueden permanecer en línea para siempre y ser utilizados más adelante si alguien quiere hacerles daño.

No deben ofrecer detalles personales y datos como la dirección, el número de teléfono, el nombre de la escuela o instituto o su residencia familiar. Compartir detalles sobre las costumbres diarias, rutas para ir al colegio o a casa, imágenes explícitas que puedan ayudar a localizar espacios públicos, pueden ser utilizadas por los ciberacosadores.

Los jóvenes deben aprender a utilizar los ajustes de privacidad de sus dispositivos para las redes sociales. Pueden decidir quién puede ver su perfil, enviar mensajes directos o comentar las publicaciones.

En caso de fotos, comentarios o vídeos hirientes, se puede solicitar que los eliminen. También se puede elegir que los comentarios de ciertas personas solo los puedan ver ellas mismas, sin bloquearles por completo.

Como en la vida real, deben saber que pueden decidir si no quieren “ser amigo” de alguien, bloquearlo completamente para que no pueda ver su perfil, o tampoco contactarle por ningún medio.

Además, los jóvenes pueden borrar publicaciones en su perfil o esconderlas de determinadas personas. La mayoría de las redes sociales no avisan a quién se ha bloqueado, restringido o denunciado, con lo que se puede mantener el anonimato de estas decisiones.

¿Qué hacen las diferentes plataformas de redes sociales para evitar el acoso?

A continuación, repasamos algunas de las redes sociales más populares, junto a los recursos y enlaces que cada una de ellas ofrece respecto a sus políticas de uso/consejos para frenar el acoso y la intimidación a través de sus plataformas.

Tik Tok

Tik Tok permite denunciar de forma confidencial si conocemos que alguien está siendo acosado. También anima a compartir con la persona acosada su guía de prevención, que ofrece más información sobre las características del acoso y las medidas disponibles al respecto.

Existen también unas Normas de la Comunidad con la postura de Tik Tok de tolerancia cero al ciberacoso. Tik Tok combina tecnología y equipos de moderadores que puedan identificar y eliminar contenidos o comportamientos abusivos.

Además, para mantener el control de los comentarios, Tik Tok dispone de una serie de herramientas de filtrado.

Snapchat

Las denuncias en Snapchat son confidenciales y muy sencillas de hacer. Se pueden denunciar tanto snaps (fotos y vídeos) como chats (mensajes) o cuentas en relación con algo que nos haya ocurrido personalmente o a una tercera persona.

En los espacios más públicos de Snapchat, como Discover o Spotlight, basta con presionar y mantener pulsado el contenido que se quiere denunciar. Haciendo clic en el enlace se abrirá el menú de denuncias. El acoso y la intimidación ocupan las primeras categorías de la lista de denuncias.

En Snapchat, las denuncias de ciberacoso son analizadas por los equipos específicos de Confianza y Seguridad y las personas implicadas en casos de ciberacoso reciben una advertencia y sus cuentas podrían ser suspendidas o eliminadas por completo. 

Snapchat permite “Administrar amistad”, lo que a su vez ofrecerá la posibilidad de “Denunciar”, “Bloquear” o “Eliminar” a la persona en cuestión. Recomiendan igualmente comprobar la configuración de privacidad y revisar la lista de amigos de vez en cuando.

Instagram/Facebook

Denunciar contenidos o cuentas de Facebook o Instagram es anónimo y puede servir para mejorar la seguridad de las plataformas. En el servicio de ayuda de Instagram y en el servicio de ayuda de Facebook se puede encontrar más información sobre cómo denunciar un incidente propio, o incluso contra un tercero.

En Facebook e Instagram se trabaja de forma permanente para desarrollar nuevas tecnologías que fomenten las interacciones positivas, actuar contra los contenidos nocivos y lanzar nuevas herramientas que permitan a los usuarios tener un mayor control de sus experiencias en línea.

Las normas comunitarias se pueden consultar en Facebook normas comunitarias y también en Instagram directrices comunitarias. A continuación, algunos enlaces disponibles para la función “Restringir”, modificar tu configuración, ocultar comentarios o solicitudes de mensajes que sean contrarios a las directrices comunitarias.

Otras páginas interesantes son: página de Instagram dedicada a la seguridad y el centro de prevención del bullying de Facebook, o el centro para familias.

X

X recomienda hablar con padres y adultos si un joven o alguno de sus amigos están sufriendo ciberacoso. Se puede ayudar a un tercero mediante la función  denunciar como testigo  en su nombre.

X controla de manera estricta que se cumplan sus reglas para asegurar que todas las personas puedan participar en la conversación pública libremente y de forma segura. Además, ofrece opciones como:

Elige quién puede responder a tu Tweet, Silenciar – Eliminar de tu línea de tiempo los tuits de una cuenta, sin bloquearla ni dejar de seguirla, Bloquear – Limitar las cuentas que pueden contactarte, ver tus tuits y seguirte, Denunciar – Presentar informes sobre el comportamiento abusivo. Modo de seguridad: una nueva función que bloquea temporalmente las cuentas que utilizan un lenguaje potencialmente perjudicial o que envían respuestas o menciones repetitivas y sin invitación.

La educación en valores es un primer paso, la tecnología es el segundo, y es manos de todos está crear entornos que protejan a nuestros hijos y eviten actitudes de ciberacoso y violencia digital.

Acoso escolar y ciberacoso, ¿dos caras de una misma moneda?

Primera parte: Como detectarlo, visibilizarlo y frenarlo. Primeros pasos

El acoso escolar es un fenómeno que ha existido desde siempre, aunque ahora, gracias a la difusión de las informaciones y su amplificación a través de las redes sociales, es parte habitual de nuestra realidad informativa. Acoso y ciberacoso suelen ir de la mano, y por eso vamos a activarnos como padres para neutralizar este binomio.

Cualquiera que esté al cuidado de menores siente preocupación ante el hecho de que su hijo/a pueda estar sufriendo acoso escolar u otro tipo de violencia cuando acude a su centro educativo. Este temor crece cuando pensamos en el ciberacoso cuyo origen es la escuela o el instituto, ya que imaginamos el espacio digital como más profundo, más anónimo, con mayor alcance e impacto respecto a lo que ocurre en un espacio físico que creemos poder controlar.

Según datos de un estudio de Unicef, la edad media de recepción de un dispositivo de uso personal en España es de 11 años. Además, casi el 95% de los adolescentes dispone de móvil con conexión a Internet y 1 tercio de los adolescentes ha hecho o ha observado un uso problemático de internet en algún momento.

Si bien el acoso escolar y el ciberacoso pueden ser considerados fenómenos independientes, lo cierto es que suelen ir unidos de la mano y comparten muchos rasgos en común: violencia injustificada contra la víctima, descalificación y ridiculización del menor objeto de los ataques, aislamiento social y rechazo, difamación y creación de informaciones falsas, despersonalización de la víctima, miedo a denunciar los ataques, etc. La diferencia es que el ciberacoso deja una huella digital, qué lo amplifica y agrava, que a la vez puede servirnos para denunciarlo y remediarlo.

Cuando un menor es acosado física o verbalmente en el centro educativo es común que reciba también burlas, amenazas o violencia a través de las redes sociales, plataformas de mensajería que comparta con sus compañeros, o cualquier otro espacio de interacción con sus agresores: plataformas de juegos, móviles, etc.

La intimidación por medio de las tecnologías digitales tiene igualmente por objeto herir, atemorizar y enfadar a la otra persona, y como fin último aislarlo socialmente del grupo, haciéndolo aún más vulnerable. Y aunque en todo momento hablamos de acoso, en las próximas líneas nos vamos a centrar en el ciberacoso a través de medios digitales.

Entonces ¿qué es ciberacoso? ¿cómo distinguirlo frente a las bromas y actos sin mayor relevancia que a veces niños y adolescentes hacen a través de medios digitales?

En ocasiones la línea es demasiado fina. Todos hemos oído la frase “es solo cosa de chavales”. Y aunque hay casos y acciones muy claras, el perfil de poder del agresor/es, la intención, el alcance de la agresión, la reiteración de hechos y el efecto devastador sobre la víctima es lo que diferencia un hecho torpe, ocasional o sin intención, de un hecho grave de acoso.

Aquí va una muestra de comportamientos típicos de un agresor:

  • Difundir información falsa, fotografías o videos vergonzosos de alguien en las redes sociales con el objeto de herir y ejercer poder sobre la víctima.
  • Enviar mensajes, imágenes o videos amenazantes e hirientes a través de plataformas de mensajería.
  • Suplantar a otros y enviar mensajes agresivos en nombre de dicha persona o a través de cuentas falsas.

En definitiva, cuándo alguien en situación de poder o influencia ataca a otro que no tiene el apoyo de grupo o la capacidad de defenderse, cuándo el ataque es intencionado y reiterado, cuándo algo produce dolor, vergüenza, aislamiento social y rechazo a una persona, no hay margen para la duda o la tolerancia. Hay que actuar con rapidez.

¿Cómo detectar si tu hijo sufre acoso en su entorno educativo y por parte de sus propios compañeros?

La labor de padres, educadores, amigos y entorno es clave para detectar este tipo de situaciones a tiempo y ofrecer soluciones eficaces.

Hay que observar bien a nuestros hijos para detectar posibles cambios de comportamiento. Si bien es cierto que, especialmente en la adolescencia, nuestros hijos evolucionan y cambian constantemente, hay algunos signos de alerta que no deben ser pasados por alto en la observación diaria durante la convivencia familiar.

El niño o adolescente acosado se encuentra atrapado y sin escapatoria, incluso en su propio domicilio se encuentra vulnerable, y eso va a afectar a su comportamiento, ya que puede mostrar cambios a nivel mental, emocional y físico:

  • A nivel mental: Se sentirá preocupado, agobiado, disperso, estresado.
  • A nivel físico: Dolores de cabeza, estómago, falta de apetito, cansancio, falta de sueño.
  • A nivel emocional: Apatía y falta de interés por las cosas que le gustaban, por lo nuevo. Sin ganas de ir al colegio, de encontrar a sus compañeros, de acudir a eventos. Pasa demasiado tiempo solo o encerrado.

La supervisión de la familia respecto al uso de los dispositivos móviles es importante. Hay que observar cuánto tiempo pasan ocupados en los dispositivos móviles y si les afecta su uso de forma especial tras una sesión. Podemos detectar si el dispositivo es un elemento lúdico más en su vida, o por si el contrario les causa ansiedad y preocupación. Y si bien el camino más corto es la comunicación, también es normal que el sentimiento de miedo, vergüenza y soledad sea tan grande en un niño o adolescente ciberacosado no se atreva a compartir este problema con su familia o sus profesores.

Primeros pasos, algo no va bien

Cuando un padre o familiar al cargo de menores siente su hijo responde a una serie de pautas que indican acoso, cuando ha detectado o constatado algún signo, por pequeño que sea, debe animar a su hijo/a a hablar y comunicarse.

Si bien es difícil que quieran hacerlo con un progenitor, se le puede pedir que comparta sus preocupaciones con alguien de su confianza, un hermano, un amigo, un familiar cercano, un tutor del colegio, cualquier figura que le inspire confianza. Los padres deben transmitir al menor que si alguien lo está molestando o acosando, eso no es aceptable, tiene solución y existen formas de frenarlo. Hay que trabajar la culpa y la vergüenza de la víctima y hacerle entender que la responsabilidad está en el/los agresores, y que además existen maneras de cortar con este tipo de situaciones y protegerlo.

Siguientes pasos, debemos actuar

En el caso del ciberacoso, al existir una huella digital, habrá un rastro de pruebas que pueden ser utilizadas para recabar el apoyo de autoridades y expertos.

Estas situaciones se deben tratar con serenidad y firmeza para que el menor se sienta protegido y apoyado. Los padres también pueden consultar con el médico de atención primaria del menor, con los tutores y responsables del colegio y poco a poco ir dando pasos para visibilizar el problema y encontrar una rápida solución.

En el caso de que existan pruebas que muestren una gravedad extrema, no dudemos en acudir a las autoridades si nuestro hijo está en peligro, tanto de agresión física, como de suicidio por depresión.

La mayoría de las escuelas consideran el acoso como un problema grave y toman medidas para combatirlo. Y si la escuela no es capaz de responder adecuadamente, dejaríamos constancia de ello y acudiríamos a solicitar ayuda por otras vías.

Las víctimas de cualquier forma de violencia tienen derecho a que se ponga freno al acoso, se haga justicia y a que los culpables respondan por sus actos. Muchos países, para tratar el ciberacoso, se basan en leyes relacionadas con el acoso, como las que se refieren al hostigamiento, para castigar a los culpables.

En los países que tienen leyes específicas sobre el ciberacoso, las víctimas de ciberacoso pueden buscar protección, prohibir las comunicaciones de una persona en particular y restringir, temporal o permanentemente, el uso de los dispositivos electrónicos que esa persona utiliza para el ciberacoso.

Cuando hemos llegado a una situación como ésta, es porque las políticas preventivas, la educación en valores desde el hogar y otros mecanismos educativos y de control han fallado.

Y por ello hay que seguir investigando, trabajando y desarrollando entornos y leyes que permitan un uso positivo y productivo de las redes sociales y los entornos digitales.

Nuestros hijos han nacido en este mundo, y no es cuestión de prohibir el uso de internet y de las redes sociales, o de aislarles de una realidad que es parte de su desarrollo, vida y formación futura. El buen uso de los dispositivos móviles parte de un aprendizaje responsable, también de unos valores de respeto que se deben inculcar desde edades tempranas. Pero si lamentablemente, algún día se encuentran ante situaciones de ciberacoso, si se llega a esta lamentable situación, debemos saber que hay canales y vías para denunciarlo y frenarlo también.

En el la segunda parte de este post nos centraremos en cómo seguir utilizando internet de forma segura, qué herramientas contra el acoso en línea existen para nuestros hijos, el papel de las compañías de telefonía y redes sociales más utilizadas por nuestros jóvenes, y cómo evitar que sus datos personales puedan servir para acosarlos, humillarlos o ciberacosarlos. ¡Nos vemos!