Las cosas han cambiado bastante desde los tiempos en que nosotros íbamos “al cole” hasta ahora. Nuestr@s hij@s van a clase en otro contexto, con muchas más ventajas que tuvimos nosotros. Ahora tienen mucha más información a su alcance, mejores medios. Internet y las nuevas tecnologías juegan un papel muy importante en su formación. Ya van formando parte de sus planes de estudios y recurren a ellas para hacer sus trabajos, consultar información o incluso para buscar “el resumen de ese libro que se supone que había tenido que leer en las vacaciones de Navidad…”
No hace falta que destaque el papel que internet y las redes sociales juegan también en sus vidas privadas. Sus “vidas virtuales” constituyen un medio de relación social básico para ellos, sin el que ya no podrían vivir, y sobre el que se ha escrito mucho y se seguirá haciendo, por los riesgos que llevan asociados.
En este post quería poner el acento en un problema más concreto, que relaciona ambos mundos, el contexto escolar y el contexto privado de nuestr@s hij@s.
El otro día en casa mi hijo mayor estaba haciendo los deberes, y preparaba en el ordenador un trabajo de “Cono” que tenía que presentar. Llevaba una semana recopilando a ratos información de la Wikipedia para ir integrándola en un Word. Y al ir a grabar en el pendrive que utiliza para llevar sus trabajos me di cuenta de un pequeño detalle.