¡Bienvenidos a la semana de la privacidad de los datos!
La semana de la privacidad de los datos se celebra a nivel mundial desde el día 21 de enero hasta el 27. Se trata de una campaña anual en la que se refleja lo primordial que es proteger la seguridad de la información a través de la privacidad.
Cuando se habla de privacidad de los datos, se tiende a extrapolarlo al ámbito corporativo. Se piensa en la protección de la información corporativa de carácter sensible, personal, confidencial, etcétera, cuya filtración no deseada o incontrolada supondría un riesgo para la seguridad de la compañía; con consecuencias de carácter reputacional o legal, entre otras.
Sin embargo, hoy, en Hijos Digitales, con motivo de celebrar la semana de la privacidad de los datos, hablaremos sobre la importancia de mantener segura y privada la información personal en el ámbito doméstico y familiar.
Según el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), los datos personales se clasifican en varias categorías: los datos identificativos (el nombre, DNI, dirección, etcétera), los datos de carácter personal (la fecha de nacimiento, información sobre preferencias, aficiones, etcétera), los datos financieros (ingresos, rentas, etcétera), entre otros.
La filtración no controlada o indebida de datos personales puede tener numerosas consecuencias para las personas cuya información se ha visto expuesta. El robo de estos datos permite la suplantación de identidad, la apertura de cuentas en nombre de la víctima, realización de pagos, comisión de delitos en nombre de la víctima o, incluso, que la víctima sufra chantajes con amenazas de filtrar o vender dicha información a terceros.
Como todos los ciudadanos (ya sean ancianos, adultos, padres, madres, hijos, hijas, adolescentes, niños o incluso bebés) disponemos de datos de carácter personal, resulta imprescindible ser conscientes de la necesidad de su protección y de conocer la respuesta a dos elementos básicos: El primero, cómo podemos proteger nuestros datos de carácter personal; el segundo, las consecuencias que podemos afrontar si no lo hacemos.
La primera base para la Protección de Datos es proteger nuestra información en internet. La red permite que cualquier persona desde cualquier lugar del mundo pueda hacerse con información de cualquier naturaleza y de cualquiera de nosotros. Sí, internet expone, pero nosotros decidimos el qué.
En este entorno, todos nosotros contamos con una identidad, conformada por toda la información publicada sobre nosotros (datos que hayamos difundido nosotros o que terceros hayan podido compartir sobre nosotros[1]). Aunque no dispongamos de redes sociales, tenemos una identidad digital.
La identidad digital es la primera información con la que se van a encontrar las personas cuando nos busquen en internet, creándose una imagen sobre quiénes somos. Esto es nuestra reputación digital.
Ahora, la pregunta que se hace evidente es “¿Cómo podemos cuidar esta identidad y reputación digitales?”. La respuesta es doble: utilizando el sentido común a la hora de publicar y buscándonos a nosotros mismos en internet. Es decir, por un lado, tomar consciencia de que lo que publicamos permanece público y, por otro, conocer lo publicado sobre nosotros (lo que haya podido difundir otra gente). Aquí es importante recalcar que nosotros también somos terceros que publicamos información sobre otras personas. Nosotros también somos responsables de la identidad y la reputación digitales de aquellos que nos rodean.
Revestir de buen juicio y seguridad el proceso de publicación de información o de datos no quiere decir que dejemos de ser usuarios activos de plataformas online, sino que lo hagamos de manera sensata. Esto se vuelve aún más importante cuando los usuarios activos son jóvenes o menores que tienden a tener una conciencia del riesgo menor que los adultos, creyéndose, en numerosas ocasiones, inmunes al peligro o más listos que el resto.
Para ilustrar de forma más gráfica y divertida esta problemática, os invitamos a enfrentaros junto con vuestros hijos al reto Conviértete en ciberdetective… ¿qué nos podrías decir sobre Anais solo a través de su perfil de Instagram?
Efectivamente, como habéis podido comprobar únicamente a través de un perfil de Instagram hemos conseguido obtener el nombre completo, la fecha de nacimiento, el domicilio, el colegio al que va Anais, quién es su grupo de amigos, qué deporte entrena y dónde lo hace, su número favorito e, incluso, otros perfiles de redes sociales.
Toda esta información en manos de quien no debiera constituye un riesgo para la seguridad de Anais y de su entorno más cercano. Todos estos datos permiten a un tercero malintencionado hacerse pasar por Anais, escribir a las personas que la rodean como si fuera ella, crear otras cuentas en redes sociales con sus fotos o vídeos, utilizar la combinación de elementos, como el número favorito y el nombre de la mascota, para crear posibles contraseñas e intentar acceder a otras plataformas, saber cuándo puede que no haya nadie en su casa, y un largo etcétera.
Vivimos en un mundo en constante evolución, en el que cada vez nos enfrentamos a riesgos más sofisticados que nos ponen en situaciones que hace pocos años habrían parecido de ciencia ficción. No nos vamos a detener a hablar sobre los peligros a los que también se enfrentan nuestra identidad y reputación digitales con el auge de la explotación de la inteligencia artificial, lo que nos convierte en potenciales víctimas de sexting sin necesidad siquiera de compartir fotografías de desnudos reales (como se ha comprobado con el caso de las menores de Almendralejo). Si bien, la mención la teníamos que realizar porque aporta un valor añadido a la protección de los datos personales.
¿Qué podemos hacer nosotros como padres para proteger la identidad de nuestros hijos?
- Lo primero y más importante es crear un clima de confianza en el núcleo familiar. Esto facilitará que los menores sientan que tienen la libertad y la posibilidad de acudir a nosotros, los padres, con cualquier duda o situación en la que puedan requerir ayuda.
- Los padres debemos intentar convertirnos en los referentes de nuestros hijos. Podemos sentarnos con ellos para explicarles los riesgos a los que se enfrentan y hacerles conscientes de los peligros.
- Transmíteles la importancia de publicar de manera juiciosa. Hazles saber que lo que publican en internet permanece público y que cualquiera podría tener acceso a esa información con un simple clic. Muéstrales que ellos igualmente configuran la identidad y la reputación digitales de las personas de su entorno, que lo que publican puede afectar a los demás.
- Anímales a buscarse a sí mismos en internet. Sí identificáis alguna cuenta de redes sociales en desuso, publicaciones que no sabíais que eran públicas o datos que han compartido terceros y no queremos que estén ahí, haced uso de vuestro derecho al olvido en internet. Contactad con la red social o el propietario del sitio web en donde se encuentre la información que queréis eliminar y solicitad su baja.
- Ayúdales a configurar de forma adecuada, y en base al uso que quieran hacer de ellas, las funcionalidades de privacidad y seguridad de sus redes sociales[2]. No se trata de prohibir, sino de hacerles que interioricen la importancia de la privacidad.
- Hazles comprender que no es suficiente simplemente con que sus perfiles en redes sociales sean privados, sino que también deben tomar conciencia de qué perfiles aceptan como seguidores. Un perfil con 10.000 seguidores, por mucho que esté configurado como un perfil privado, no lo es. No, si no conoces a un individuo en persona, no le conoces.
- Comunícales que lo que quieren publicar puede esperar. Es importante que intentemos transmitirles que no es necesario que publiquen al momento lo que están haciendo. Esto es de mayor relevancia cuando se trata de momentos en los que se están haciendo viajes familiares y nuestros hogares están vacíos, o cuando los menores están solos en algún lugar e indican las localizaciones o ubicaciones exactas en las que se encuentran.
- Infórmales de la importancia de poner la atención sobre el detalle. Muchas veces no nos damos cuenta de lo que se muestra en las fotografías, pudiendo existir elementos de nuestro entorno que revelen información o datos importantes.
- Ten en cuenta que tú, yo, nosotros, como padres, también construimos la identidad y la reputación digitales de nuestros hijos. En muchas ocasiones, los menores comienzan a tener presencia en internet antes de que ellos hayan hecho uso de estos servicios. Cuida la información que públicas sobre ellos.
En suma, y para cerrar esta entrada conmemorativa de la semana de la privacidad de los datos, os invitamos a poner en práctica todas estas recomendaciones para incrementar la seguridad de la información más personal, tanto vuestra como la de vuestros seres más queridos.
[2] En caso de duda puedes consultar las guías que INCIBE pone a nuestra disposición en esta materia.