Son cada día más los niños que tienen un smartphones o teléfono inteligente. Y cada día tienen su primer teléfono a edades más tempranas. Esto no sería un problema si se hiciese un uso responsable de estos teléfonos, pero eso está lejos de la realidad.
Uno de los principales problemas con que nos encontramos es la dependencia que estos dispositivos están creado en los más jóvenes. Son muchos los niños que no pueden estar sin mirar el Tuenti o publicar lo que les pasa en Facebook, chatear por el Whatsapp o poner lo que están haciendo en Twiitter, y por supuesto también la adicción que crean los juegos que se pueden descargar con gran facilidad en estos dispositivos.
Uno de los efectos de esta dependencia es que da igual si se está en clase, en el instituto o estudiando, que se está siempre pendiente del móvil. Esto provoca una falta de concentración y de atención en lo que se está realizando bastante importante. Son muchos los niños o jóvenes que están estudiando con el móvil encima de la mesa, a la espera de que alguien les “hable” o pendiente de lo que ocurre en Twitter. Esto es algo que debemos controlar para evitar casos de distanciamiento con las personas, y de la llamada nomofobia (miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil). Existen casos de personas que les cambia el humor, el carácter y la forma de comportarse si no tienen el móvil activo.