Sabemos que por Internet se pueden encontrar contenidos perversos de todo tipo, como información para la fabricación de explosivos, el fomento de la radicalización de terroristas o cómo fabricar armas con impresoras 3D. Pero uno de los que más llaman la atención por demostrar hasta qué punto llega la degeneración humana es el de la pedofilia.
El tráfico de imágenes y vídeos mostrando contenido sexual de y con menores es, al parecer, mucho más habitual de lo que podríamos pensar. En una operación policial llevada a cabo en España el pasado mes de febrero se detuvo a un gran número de personas que compartían, almacenaban e incluso creaban este tipo de contenidos.
