La mayoría de los problemas de seguridad que aparecen en los teléfonos móviles los propiciamos los propios usuarios con nuestras acciones. Para conseguir infectar un dispositivo con un virus del tipo que sea, los ciberdelincuentes se valen de lo que conocemos como “ingeniería social”.
Nos manipulan con información convincente para que actuemos como ellos quieren y así, inconscientemente, les abrimos la puerta para que nos instalen cualquier tipo de aplicación malintencionada.