Los ‘routers Wifi’ o enrutadores inalámbricos que la compañía telefónica nos instala en casa llevan asociados una contraseña, normalmente impresa en la parte inferior, que nos “debería” proteger e impedir que cualquier persona se conectaras a ellos libremente.
Debemos introducir esa contraseña en nuestro ordenador y memorizarla para poder conectarnos a nuestra red. En teoría, quien no conozca esa contraseña, no podrá conectarse.
Es un sistema ideado para evitar que otras personas se conecten sin nuestro consentimiento a nuestro wifi, no solo para impedir que se aprovechen de nuestro ancho de banda ‘por la cara’, sino, lo que es más importante, por razones de seguridad.
Si alguien utiliza nuestra red sin consentimiento y realiza alguna acción delictiva en Internet, las investigaciones policiales recaerán sobre nosotros y no resultará ni fácil ni agradable demostrar que nosotros no hemos sido.
Pero, entonces, si tengo una contraseña única para mi router y no la pueden ver,