La simple navegación por Internet entraña riesgos diversos, hemos hablado numerosas veces de ellos. Por ejemplo, hay páginas fraudulentas que suplantan a otras que conocemos y con las que confiamos, lo que conocemos como ‘phishing’ y que persiguen el robo de nuestros datos.
También puede ocurrir que ciertas páginas, al interactuar con ellas, intenten modificar o instalar pequeños archivos en el navegador con lo que un atacante podría tener acceso a toda nuestra información.
Algunos de estos ataques pueden aprovechar ‘vulnerabilidades’ o pequeños fallos en el funcionamiento del propio navegador. Los diseñadores de estos navegadores ponen remedio en cuanto son conscientes de ellos, pero para que las soluciones adoptadas puedan tener efecto en nuestro ordenador, debemos contar con la versión más reciente.